El incomprendido Ure
23 de Enero de 1335
Cuenta la leyenda, que en un bosque muy lejano habitaba un horrible ogro llamado Ure, al que todo el pueblo temía porque devoraba a todo aquel que le molestara. Ure tenía unas piernas largas y flacuchas llenas de lunares y unos pies grandes y peludos. Tenía una barriga enorme sus brazos eran tan largos que las manos le llegaban hasta las rodillas. Ure andaba encorvado y su cara era lo peor de todo. Esos ojos amarillos y esa boca llena de dientes afilados…
Cada semana un joven leñador visitaba el bosque parra llevar leña a su pueblo, pero ninguno regresaba de su viaje. El alcalde decidió que ningún hombre por valiente que fuera iría con o sin su permiso al bosque a por leña. Aquel invierno fue realmente frío. Nadie salía a la calle y en las casas se morían de hambre.
Un día vino al pueblo un valiente joven que propuso al alcalde un trato. Él iría al bosque a matar a Ure si el alcalde, a cambio, le daba 500 bolsas de oro. Desesperado y sin tener elección, aceptó el trato. El joven llegó al bosque y de entre los arbustos se oyó un ruido, como un crujir de tripas. El joven se asustó, se echó para atrás, pero nunca huyó y se quedó a oír a Ure. Le dijo:
-¿Quién anda ahí?
De repente una sombra gigantesca salió de entre los arbustos y dijo en voz baja:
-Me muero de hambre. Dame de comer o te comeré.
El joven descubrió que ningún leñador de aquel pueblo había escuchado a Ure y por tanto no sabían que lo que quería era simplemente comida para el frío invierno. Ure le explicó que todos y cada uno de los leñadores que subían le atacaba y le hería, mientras que él sólo quería comida. Al final terminaba recurriendo al canibalismo. Después de tanto hablar el joven le prometió que cada semana subiría y le daría comida a cambio de que él nunca más asustara a la gente del pueblo.
De vuelta, el joven vino con sacos y sacos de leña y asombrado, el alcalde le dio las gracias y las 500 bolsas de oro.
23 de Enero de 1335
Cuenta la leyenda, que en un bosque muy lejano habitaba un horrible ogro llamado Ure, al que todo el pueblo temía porque devoraba a todo aquel que le molestara. Ure tenía unas piernas largas y flacuchas llenas de lunares y unos pies grandes y peludos. Tenía una barriga enorme sus brazos eran tan largos que las manos le llegaban hasta las rodillas. Ure andaba encorvado y su cara era lo peor de todo. Esos ojos amarillos y esa boca llena de dientes afilados…
Cada semana un joven leñador visitaba el bosque parra llevar leña a su pueblo, pero ninguno regresaba de su viaje. El alcalde decidió que ningún hombre por valiente que fuera iría con o sin su permiso al bosque a por leña. Aquel invierno fue realmente frío. Nadie salía a la calle y en las casas se morían de hambre.
Un día vino al pueblo un valiente joven que propuso al alcalde un trato. Él iría al bosque a matar a Ure si el alcalde, a cambio, le daba 500 bolsas de oro. Desesperado y sin tener elección, aceptó el trato. El joven llegó al bosque y de entre los arbustos se oyó un ruido, como un crujir de tripas. El joven se asustó, se echó para atrás, pero nunca huyó y se quedó a oír a Ure. Le dijo:
-¿Quién anda ahí?
De repente una sombra gigantesca salió de entre los arbustos y dijo en voz baja:
-Me muero de hambre. Dame de comer o te comeré.
El joven descubrió que ningún leñador de aquel pueblo había escuchado a Ure y por tanto no sabían que lo que quería era simplemente comida para el frío invierno. Ure le explicó que todos y cada uno de los leñadores que subían le atacaba y le hería, mientras que él sólo quería comida. Al final terminaba recurriendo al canibalismo. Después de tanto hablar el joven le prometió que cada semana subiría y le daría comida a cambio de que él nunca más asustara a la gente del pueblo.
De vuelta, el joven vino con sacos y sacos de leña y asombrado, el alcalde le dio las gracias y las 500 bolsas de oro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario