EL ALEPH:
Borges es el protagonista de esta historia, que parte de la muerte de Beatriz Viterbo, Borges piensa que ya el universo se va separando de ella pero que él siempre se consagrará a su memoria.
Carlos Argentino le va haciendo confidencias y acaba por leerle unos espantosos poemas a los que después de escritos trata de dar un significado. Borges comprendió que el trabajo del poeta no estaba en la poesía, sino en la invención de razones para que esta poesía fuera admirable, esto podía modificar la obra para él, pero no para los demás.
Pasados unos días de la última cita y por primera vez, Carlos lo llama citándolo en un café contiguo a su casa que pertenece a sus propietarios, allí le lee cuatro o cinco páginas de un poema quejándose de los críticos de los que dice no pueden fabricar un tesoro pero si pueden indicar donde se encuentra.
Pasan los días y Borges decide no hacerlo y comienza a temer al teléfono pensando en las quejas que Carlos Argentino podía hacerle a través de él. A finales de Octubre recibe su llamada para algo totalmente distinto a lo que esperaba, le comunica que van a demoler su casa y que no puede consentirlo, ya que para él, es imprescindible porque en su sótano está el Aleph, que es un de los puntos del espacio donde están todos los puntos.
Borges finalmente se pregunta si vio el Aleph y lo ha olvidado. La mente es porosa y con el paso de los años se está difuminando hasta la imagen de Beatriz.
Borges es el protagonista de esta historia, que parte de la muerte de Beatriz Viterbo, Borges piensa que ya el universo se va separando de ella pero que él siempre se consagrará a su memoria.
Carlos Argentino le va haciendo confidencias y acaba por leerle unos espantosos poemas a los que después de escritos trata de dar un significado. Borges comprendió que el trabajo del poeta no estaba en la poesía, sino en la invención de razones para que esta poesía fuera admirable, esto podía modificar la obra para él, pero no para los demás.
Pasados unos días de la última cita y por primera vez, Carlos lo llama citándolo en un café contiguo a su casa que pertenece a sus propietarios, allí le lee cuatro o cinco páginas de un poema quejándose de los críticos de los que dice no pueden fabricar un tesoro pero si pueden indicar donde se encuentra.
Pasan los días y Borges decide no hacerlo y comienza a temer al teléfono pensando en las quejas que Carlos Argentino podía hacerle a través de él. A finales de Octubre recibe su llamada para algo totalmente distinto a lo que esperaba, le comunica que van a demoler su casa y que no puede consentirlo, ya que para él, es imprescindible porque en su sótano está el Aleph, que es un de los puntos del espacio donde están todos los puntos.
Borges finalmente se pregunta si vio el Aleph y lo ha olvidado. La mente es porosa y con el paso de los años se está difuminando hasta la imagen de Beatriz.
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