miércoles, 15 de octubre de 2008

ALGUNOS POEMAS DE EDGAR ALLAN POE


SELECCIÓN DE POEMAS

EL CUERVO

Una vez, en una taciturna medianoche, mientras meditaba débil y fatigado,
sobre un curioso y extraño volumen de sabiduría antigua,
mientras cabeceaba, soñoliento, de repente algo sonó,
como el rumor de alguien llamando suavemente a la puerta de mi habitación.
“Es alguien que viene a visitarme – murmuré – y llama a la puerta de mi habitación.
Sólo eso, nada más.

Ah, recuerdo claramente que era en el negro diciembre,
y que cada chispazo de los truenos hacía danzar en el suelo su espectro.
Ardientemente deseaba la aurora; vagamente me proponía extraer
de mis libros una distracción para mi tristeza, para mi tristeza por mi Leonor perdida,
la rara y radiante joven a quien los ángeles llaman Leonor
para quien aquí no habrá nombre nunca más.

Y el incierto y triste crujir de la seda de cada cortinaje de púrpura
me estremecía, me llenaba de fantásticos temores nunca antes sentidos,
por lo que, a fin de calmar los latidos de mi corazón, me embelesaba repitiendo:
“Será un visitante que quiere entrar y llama a la puerta de mi habitación.
Algún visitante retrasado que quiere entrar y llama a la puerta de mi habitación.
Eso debe ser, y nada más.

De repente, mi alma se revistió de fuerza, y sin dudar más
dije: “Señor, o señora, les pido en verdad perdón;
pero lo cierto es que me adormecí y habéis llamado tan suavemente
y tan débilmente habéis llamado a la puerta de mi habitación
que no estaba realmente seguro de haberos oído” Abrí la puerta:
Oscuridad y nada más.

Mirando a través de la sombra, estuve mucho rato maravillado, extrañado
dudando, soñando más sueños que ningún mortal se había atrevido a soñar,
pero el silencio no se rompió y la quietud no hizo ninguna señal,
y la única palabra hablada fue la palabra dicha en un susurro: “Leonor”
Esto dije susurrando, y el eco respondió en un murmullo la palabra “Leonor”
Simplemente eso y nada más.

Al entrar de nuevo en mi habitación, toda mi alma abrasándose,
muy pronto, de nuevo, oí una llamada más fuerte que antes.
“Seguramente – dije – seguramente es alguien en la persiana de mi ventana.
Déjame ver, entonces, lo que es, y resolver este misterio;
que mi corazón se calme un momento y averigüe este misterio.
¡Es el viento y nada más!”


Empujé la ventana hacia fuera, cuando, con una gran agitación y movimientos de alas
irrumpió un majestuoso cuervo de los días de antaño.
No hizo ninguna reverencia, no se paró ni dudó un momento;
pero, con una actitud de lord o de lady, trepó sobre la puerta de mi habitación,
encima de un busto de Palas, encima de la puerta de mi habitación.
Se posó y nada más.

Entonces aquel pájaro de ébano, induciendo a sonreír mi triste ilusión
a causa de la grave y severa solemnidad de su aspecto.
«Aunque tu cresta sea lisa y rasa - le dije - tú no eres un cobarde.»
Un torvo espectral y antiguo cuervo, que errando llegas de la orilla de la noche.
Dime: «¿Cuál es tu nombre señorial en las orillas plutonianas de las noches»?
El cuervo dijo: «Nunca más».

Me maravillé al escuchar aquel desgarbado volátil expresarse tan claramente,
aunque su respuesta tuviera poco sentido y poca oportunidad;
porque hay que reconocer que ningún humano o viviente
nunca se hubiera preciado de ver un pájaro encima de la puerta de su habitación.
Un pájaro u otra bestia encima del busto esculpido encima de la puerta de mi habitación.
Con un nombre como «Nunca más».

Pero el cuervo, sentado en solitario en el plácido busto, sólo dijo
aquellas palabras, como si con ellas desparramara su alma.
No dijo entonces nada más, no movió entonces ni una sola pluma.
Hasta que yo murmuré: «Otros amigos han volado ya antes».
En la madrugada me abandonará, como antes mis esperanzas han volado
Entonces el pájaro dijo: «Nunca más».

Estremecido por la calma, rota por una réplica tan bien dada,
dije: «Sin duda». Esto que ha dicho es todo su fondo y su bagaje,
tomado de cualquier infeliz maestro al que el impío Desastre
siguió rápido y siguió más rápido hasta que sus canciones formaron un refrán único.
Hasta que los cánticos fúnebres de su Esperanza, llevaran la melancólica carga
De «Nunca - nunca más».

Pero el cuervo, induciendo todavía mi ilusión a sonreír,
me impulsó a empujar de súbito una silla de cojines delante del pájaro, del busto y la puerta;
entonces, sumergido en el terciopelo, empecé yo mismo a encadenar
ilusión tras ilusión, pensando en lo que aquel siniestro pájaro de antaño,
en lo que aquel torvo, desgarbado, espantoso, descarnado y siniestro pájaro de antaño
quería decir al gemir «Nunca más».

Me senté, ocupado en averiguarlo, pero sin pronunciar una sílaba
frente al ave cuyos fieros ojos, ahora, quemaban lo más profundo de mi pecho;
esto y más conjeturaba, sentado con la cabeza reclinada cómodamente.
Tendido en los cojines de terciopelo que reflejaban la luz de la lámpara.
Pero en cuyo terciopelo violeta, reflejando la luz de la lámpara,
ella no se sentará ¡ah, nunca más!

Entonces, creo, el aire se volvió más denso, perfumado por un invisible incienso brindado por serafines cuyas pisadas sonaban en el alfombrado.
«Miserable – grité - Tu Dios te ha permitido, a través de estos ángeles te ha dado un descanso.
Descanso y olvido de las memorias de Leonor.
Bebe, oh bebe este buen filtro, y olvida esa Leonor perdida.
El cuervo dijo: *Nunca más».


«Profeta – dije - ser maligno, pájaro o demonio, siempre profeta,
si el tentador te ha enviado, o la tempestad te ha empujado hacia estas costas,
desolado, aunque intrépido, hacia esta desierta tierra encantado,
hacia esta casa tan frecuentada por el honor. Dime la verdad, te lo imploro.
¿Hay, hay bálsamo en Galaad? ¡Dime, dime, te lo ruego!»
El cuervo dijo: «Nunca más».

«Profeta –dije – ser maligno, pájaro o demonio, siempre profeta,
por ese cielo que se cierne sobre nosotros, por ese Dios que ambos adoramos,
dile a esta pobre alma cargada de angustia, si en el lejano Edén
podrá abrazar a una joven santificada a quien los ángeles llaman Leonor,
abrazar a una preciosa y radiante doncella a quien los ángeles llaman Leonor».
El cuervo dijo: «Nunca más».

«Que esta palabra sea la señal de nuestra separación, pájaro o demonio - grité incorporándome.
¡Vuelve a la tempestad y la ribera plutoniana de la noche!
No dejes ni una pluma negra como prenda de la mentira que ha dicho tu alma.
¡Deja intacta mi soledad! ¡Aparta tu busto de mi puerta!
¡Aparta tu pico de mi corazón, aleja tu forma de mi puerta!»
El cuervo dijo: «Nunca más».

Y el cuervo, sin revolotear, todavía posado, todavía posado,
en el pálido busto de Palas encima de la puerta de mi habitación,
sus ojos teniendo todo el parecido del demonio en que está soñando,
y la luz de la lámpara que le cae encima, proyecta en el suelo su sombra.
Y mi alma, de la sombra que yace flotando en el suelo
no se levantará... ¡Nunca más!





EL GUSANO CONQUISTADOR.


¡Mirad! ¡Es noche de fiesta
dentro de estos últimos años desolados!
Una muchedumbre de ángeles alados, ataviados
con velos, y anegados en lágrimas,
está sentada en un teatro, para ver
una comedia de esperanzas y temores,
mientras la orquesta a intervalos suspira
la música de las esferas.

Los mimos, hechos a imagen del dios de las alturas,
musitan y rezongan por lo bajo,
y corren de acá para allá –
Puros muñecos que van y vienen
al mando de vastos, informes seres
que cambian las decoraciones de un lado a otro
sacudiendo de sus alas de cóndor
el invisible infortunio.

¡Oh, que abigarrado drama! - ¡Ah, estad ciertos
de que no será olvidado!
Con su fantasma perseguido, sin cesar, cada vez más,
por una muchedumbre que no puede pillarlo,
cruzando un círculo que gira siempre
en un mismo sitio.
Y mucho de locura y más de pecado
y horror son alma del argumento.

Pero mirad: entre la música barahúnda
una forma reptante se introduce,
un ser rojo de sangre que viene retorciéndose
de la soledad escénica.
¡Se retuerce! - ¡Se retuerce! – con mortales angustias,
los mimos se toman su pasto,
y los serafines sollozan ante los colmillos de aquella sabandija
empapados en sangraza humana.

¡Desaparecen – desaparecen las luces – desaparecen todas!
Y sobre todas aquellas formas tremulantes
el telón, paño mortuorio,
baja con el ímpetu de una tempestad.
Y los ángeles, todos pálidos, macilentos,
se levantan, se quitan los velos, y afirman
que aquella obra es la tragedia del hombre
y su protagonista el Gusano conquistador.




EL VALLE DE LA INQUIETUD


Una vez sonrió un silencioso paraje
donde nadie habitaba;
se habían ido a las guerras,
confiando en los suaves ojos de las estrellas,
al anochecer, desde sus azules torres,
vigilaban sobre las flores,
en medio de las cuales todo el día
la roja luz del sol descansa perezosa.
Ahora cada visitante confesará
la triste inquietud del valle.
Nada hay inmóvil,
nada salvo el aire que cobija
la mágica soledad.
¡Ah! ¡Aquellos árboles que no agita el viento,
que palpitan corno los fríos mares
alrededor de las nebulosas Hébridas!
¡Ah! ¡Aquellas nubes que no mueve el viento,
que susurran a través del inquieto cielo,
difícilmente, desde la mañana hasta la noche,
sobre las violetas allí desparramadas
en incontables tipos para el ojo humano,
sobre los lirios que allí se agitan
y lloran sobre una desconocida tumba!
Ondean: de sus fragantes cabezas
el eterno rocío se derrama gota a gota.
Lloran: de sus delicados tallos
lágrimas perennes descienden como joyas.



1 comentario:

juanan dijo...

Bueno, pues yo, lo que quería decir esque me acabo de terminar un libro que está muy bien y quería recomendar...
El libro se llama ``Tratado de magia´´
Trata sobre los misterios de Merlín.
También lleva cartas para leer el futuro, el libro de Harpier (un libro al que le preguntas y te contesta), etc...
Bueno que quería recomendarlo a los amantes de la literatura fantástica y también (si se puede hablar sobre el anime) hablaros del manga mermaid melody que es libro que trata sobre sirenas...

Bueno que me gusta mucho el blog y que sigas con el como con las clases..

Recuerda:

Cuando el rio suena.. es porque se ahogó una orquesta.

JEJE...

A que te gusta!!!!

Saludos para el albaceteño!!!


JUANAN!!!!!

Precioso vídeo

No me acostumbro... al olvido...

Machado y Soria. Caminos y sus recuerdos

De otras melancolías y pasos perdidos

Que nada cambie tu mundo... ¿o sí?...

El Alcalde de Zalamea, por alumnas de 1ºBach A

El Alcalde de Zalamea, por alumnos de 1ºBach A

El Alcalde de Zalamea, por alumnos de 1ºBach B-C

El Alcalde de Zalamea, por alumnos de !ºBach A-B-C

El alcalde de Zalamea, por alumas de 1ºBach A

El Alcalde de Zalamea, por alumnos de 1ºBach A-C

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Vida de Cevantes, por Cristina Muñoz, de 1ºBach C

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