sábado, 27 de noviembre de 2010

La renaixença, por Miriam Losada, de 1ºBach B

Inicios de la Renaixença


El encargado de encender, involuntariamente, la chispa de la recuperación de la lengua catalana como lengua de cultura fue el erudito, economista y político barcelonés Bonaventura Carles Aribau i Farriols, nacido en Barcelona el 4 de noviembre de 1798.
Aficionado a la poesía desde joven, recopiló en 1817, bajo el título Ensayos poéticos, sus primeros escritos en lengua castellana.También escribió un puñado de versos en catalán e italiano.
Durante el trienio liberal escribió, al hilo de los acontecimientos políticos de aquellos días, versos e himnos de romántica exaltación liberal y patriótica:

“Mientras tú a los esclavos persigues
oh, Lopecio, con fiero clamor,
yo pretendo cantar a los libres,
que no en vano soy libre y cantor.
Benjamín, los loores recibe
de un extraño que te es superior,
que tú eres francés y cautivo
y yo soy español y señor”.

A Aribau se le debe una de las más importantes iniciativas editoriales de todo el XIX español, la creación de la Biblioteca de Autores Españoles, puesta en marcha con la colaboración de un editor catalán, Manuel Rivadeneira.
El poema más famoso de Aribau es Oda a la Pàtria, escrito en catalán y que apareció en el periódico El Vapor el 24 de agosto de 1833. Como Aribau no tenía costumbre de escribir en catalán tuvo que pedir ayuda a su amigo Francesc Renart i Arús para que le corrigiera los errores.Los representantes del catalanismo de décadas posteriores reprocharon a Aribau que, aparte de la famosa Oda, no escribiese en catalán más que otros tres breves poemas de poca importancia, frente a su copiosa producción en castellano; así como su desinterés por el movimiento de recuperación de la lengua catalana que él había encendido involuntariamente con su poema. No sólo eso, sino que Aribau incluso alabó públicamente el esfuerzo del Gobierno español “por generalizar en todos sus dominios una misma lengua”.
Posteriormente Aribau ejerció distintos cargos en la Administración, como vocal del Consejo de Agricultura y Comercio, director general del Tesoro Público, director de las Casas de Moneda y Bienes y Fincas del Estado, etc.
Como economista defendió el proteccionismo y para ello fundó en 1861 La Verdad Económica, desde cuyas páginas combatió a los partidarios del librecambismo.
Como político, militó en las filas del liberalismo moderado. Su principal aportación escrita fueron sus Reflexiones sobre la inoportunidad de la proyectada reforma de la Constitución, publicadas en 1844.
Falleció en su ciudad natal, tras una larga enfermedad, el 17 de septiembre de 1862.

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