El final de Lazarillo.
Una vez atrás su antiguo amo y pasados un par de siglos el lazarillo emprende su camino hacia la nada, hasta que se encuentra una monja muy simpática que hace magdalenas los domingos para los niños pobres, y al ver sus vestimentas la monja le pregunto:
-Pobre niño, ¿necesitas ayuda? Si quieres puedo acogerte en el convento con el resto de monjas.
-Pero el chico, que ya no era tan chico tenía su orgullo y le contestó que no, ya que el tenia un pequeño trabajo consiguiendo tela de segunda mano a una costurera.
El sueldo no era gran cosa, pero le daba para vivir y por las noches dormía en un portal que tenia calefacción, o velas (da igual)
Pero la monja, cada vez más preocupada, decide llamar a la policía, por lo que lazarillo tiene que dejar su trabajo y su hogar (si se le puede llamar así) para llevar una vida tranquila.
“El daño que puede llegar a hacer una monja”
De camino a Teruel, en un burro, el muchacho se pone a toser se una manera anormal y decide a ir al hospital, pero los resultados no estarían hasta dentro de unos días.
Allí en Teruel conoce una muchacha muy agradable de la que poco a poco se va enamorando y su padre que es panadero le da trabajo vendiendo ensaimadas y cobijo.
Pero poco a poco la cosa se complica un poco, ya que un pedido de ensaimadas caducadas envenena a media población y la policía toma parte en el asunto.
Lazarillo deja embarazada a la chica, por lo que el padre se cabrea muchísimo y lo echa del almacén donde estaba durmiendo.
Días después su estado de salud empeora y el hospital ya tiene los resultados de los análisis; le quedan 2 meses de vida.
El chico esta arruinado, no tiene trabajo ni vivienda por lo que le da lugar a vivir en un albergue, pero justo antes 2 días antes de morir, la monja le localiza. Lo que era un asunto de supervivencia se había convertido en un asunto personal y el lazarillo muere en un rincón húmedo y oscuro de una comisaria de mala muerte, y las pocas cosas que tenía pasan a ser de su hijo recién nacido: Lazarillo de Júcar.
Una vez atrás su antiguo amo y pasados un par de siglos el lazarillo emprende su camino hacia la nada, hasta que se encuentra una monja muy simpática que hace magdalenas los domingos para los niños pobres, y al ver sus vestimentas la monja le pregunto:
-Pobre niño, ¿necesitas ayuda? Si quieres puedo acogerte en el convento con el resto de monjas.
-Pero el chico, que ya no era tan chico tenía su orgullo y le contestó que no, ya que el tenia un pequeño trabajo consiguiendo tela de segunda mano a una costurera.
El sueldo no era gran cosa, pero le daba para vivir y por las noches dormía en un portal que tenia calefacción, o velas (da igual)
Pero la monja, cada vez más preocupada, decide llamar a la policía, por lo que lazarillo tiene que dejar su trabajo y su hogar (si se le puede llamar así) para llevar una vida tranquila.
“El daño que puede llegar a hacer una monja”
De camino a Teruel, en un burro, el muchacho se pone a toser se una manera anormal y decide a ir al hospital, pero los resultados no estarían hasta dentro de unos días.
Allí en Teruel conoce una muchacha muy agradable de la que poco a poco se va enamorando y su padre que es panadero le da trabajo vendiendo ensaimadas y cobijo.
Pero poco a poco la cosa se complica un poco, ya que un pedido de ensaimadas caducadas envenena a media población y la policía toma parte en el asunto.
Lazarillo deja embarazada a la chica, por lo que el padre se cabrea muchísimo y lo echa del almacén donde estaba durmiendo.
Días después su estado de salud empeora y el hospital ya tiene los resultados de los análisis; le quedan 2 meses de vida.
El chico esta arruinado, no tiene trabajo ni vivienda por lo que le da lugar a vivir en un albergue, pero justo antes 2 días antes de morir, la monja le localiza. Lo que era un asunto de supervivencia se había convertido en un asunto personal y el lazarillo muere en un rincón húmedo y oscuro de una comisaria de mala muerte, y las pocas cosas que tenía pasan a ser de su hijo recién nacido: Lazarillo de Júcar.
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