domingo, 23 de noviembre de 2008

Relato de J. Pessoa, de 3ºESO-C

Aquel día de soledad y tristeza

Hoy contaré uno de los momentos en los que me sentí totalmente solo, era tan raro la felicidad se me había ido de repente. No sabia qué hacer ni qué decir, me sentía en medio de un vacío oscuro negro, era todo gris, no había color en ningún lugar
En ese momento todo se había marchado, no sabía qué hacer ni qué decir; contaré cómo pasó en realidad:
Era un día jueves del mes de noviembre, no recuerdo la fecha y no quiero recordarla, me desperté como todos los días teníamos que ir al comedor, ya que estaba en un campamento, a desayunar; bajé como todos días, hice los trabajos que nos tocaban hacer, comí sin rechistar y casi sin quejarme de la comida que nos habían puesto en esos momentos ya me sentía un poco triste y de malas ganas hasta que llego la hora en la que teníamos que bajar al salón de actos para hacer una evaluación de la semana en la que habíamos permanecido allí. En toda esa hora que estuvimos en el salón de actos estuve distraído pensando mucho:
Pensaba en mis amigos y lo mucho que los echaba de menos y lo que me hacia falta esa semana que había estado yo en ese lugar
Pensaba también problemas que me sucedían en casa, pensaba si ser feliz era tan difícil de conseguir y sobre todo pensaba en una persona, esa persona me había perdido completamente, estaba locamente enamorado pero ya me habían dado calabazas y no entendía El por qué le seguía queriendo ¿era tan difícil de comprender?, no lo se pero algo que no me dejaba de comer la cabeza a cada rato.
Salí del salón de actos, y de tanto pensar en cosas de esas me sentí un poco desgraciado no sé por qué pero era así en realidad. Tenía muchas ganas de llorar pero no quería llorar, quería esconderme y llorar solo pro no podía era la hora de la cena y tenía que ir al comedor si me echaban en falta sería lo más decidí aguantarme las ganas de llorar e ir a cenar pero tenia el nudo en la garganta. Bebí mucha agua para ver si se pasaba pero no era así no pasaba estaba aquí en el pecho clavado ese dolor y esas ganas de llorar
Comí la comida que no tenía mucha pinta de estar bueno mientras que mis compañeros de mesa me preguntaban que me pasaba,
No había dicho ni una palabra en todo la cena, mis ojos estaban rojos, se me quería escapar una lágrima pero no podía permitirlo. Tenía que aguantar y ser fuerte si no quería llamar la atención resultaría difícil pero lo conseguiría comí poco por no decir nada
Recogí un poco la mesa y salí corriendo del comedor corrí con todas mis fuerzas encontrándome con personas que a mi paso de burlaban de mi no sabía por qué tampoco sabía si ellos me habían visto llorar el caso es que salí corriendo hasta llegar a la habitación con la esperanza de que en ella no hubiera nadie e ella pero no era así para mi mala y fatídica suerte había una persona pero yo ya no podía aguantar las ganas de llorar entre y me tire en la cama a llorar desconsoladamente pensando que la persona que estaba dentro de la habitación se reiría perro no fue todo lo contrario y me apoyo me preguntaba que me pasaba pero no respondía una y otra vez que nada pero no era así
Y por si fuera poco en aquel momento de tristeza, sufrimiento, amor, dolor, desconsuelo....... entra alguien en la habitación
Me hacia la misma pregunta - ¿qué te pasa?- yo respondía a diestra y siniestra que nada pero de pronto entró en la habitación Irene y ella acompañada de Isra, dos muy buenos amigos auque con Isra nos llevamos tropezones pero igualmente es buena persona, me aferré a Irene como si fuera mi único consuelo, era la única persona que estaba cerca y que podía contarle aquello que me pasaba, ella me abrazó y me intentaba calmar, intentaba consolarme pero no sabia qué decir y no me extrañaba ya que es de pocas palabras pero a mi me bastaba con que ella estuviese allí a mi lado auque no dijese nada pero ella se disculpaba por no saber que decir.
Me calmé lo que pude y salimos fuera, le conté lo que me pasaba y por qué lloraba mucho pero justo cuando estábamos ya volviendo para las casas me dio un ataque de nervios: no paraba de temblar y casi no podía caminar y lloraba más por momentos hasta que me calmé por fin pero aun seguía pensando en todo aquello que me atormentaba pero luego Irene me dijo que pensara en lo bueno de mi vida y no solo en lo malo y tenía razón pero así mismo seguía pensando en otras cosas buenas el caso es que todo pasó y me fui a intentarlo pasar muy bien pero Irene estaba bastante preocupada por mi y eso era bueno me animaba más en ese momento solo se me venia a la cabeza el nombre de una persona platónico totalmente y creo que así seria y ni yo ni nadie lo cambiaria pero seguirá aquí conmigo.

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